domingo, 5 de octubre de 2008

UNA MUJER SERRANA

Poco tiempo hace que me di cuenta. Hoy estoy segura.
Las serranas somos distintas.
No las bellas damas que llegaron a descansar sus andanzas citadinas y adoptan un vestuario semi gauchesco. A ellas las palabras les suenan a extraño, por las tonadas y los modismos.
Cuando dicen acá para referirse a este lugar tan entrañable, porque nos parió de sus entrañas, connotan que no pertenecen a esta serranía.
“Acá se usa tal cosa... Acá no se acostumbra a tal otra”...
Las serranas somos muy parecidas a las piedras de esas montañas. No somos maleables, tampoco caducas. Nos aguantamos los chubascos y después brillamos mejor.
Nos gusta pensar profundo, algunas bañadas en profundas filosofías. Leídas de los grandes que reflexionando orientaron al mundo o del simple transcurrir de la existencia.
Mirada con la sabiduría ancestral que se hace propia intuitivamente.
Dicen que los griegos pudieron desarrollar sus sistemas de pensamiento elevadísimo por vivir en ese mundo montañoso y bello. Yo creo que las serranas tenemos un espíritu estético elevado, superior. También podemos dejar de lado las superfluas naderías, poco sustentables para guiar por el camino del pensamiento a los demás.

jueves, 2 de octubre de 2008

LLEGARON MIS TUMUÑUCOS

Llegaron hoy.
Mi día se ha llenado de emoción y de alguna lagrimita perdida.
Estoy tan contenta. Ahora si es primavera.
Llegaron los tumuñucos. Esos pajaritos diminutos para los que cuido un árbol todo el año.
Son hermanos de los colibríes pero, ellos no tienen esas maravillosas colas de fuego puro.
Diminutos, primorosos. Más pequeños que mi dedo pulgar. Muy charlatanes, me avisaron que llegaron con sus chuichis. Por lo menos llegaron dos.
Seguro harán su nidito en un siempreverde de los enormes que nos protegen del viento, por el norte.
Esos árboles no son míos están en un terreno vecino. Ojalá que el dueño no los corte nunca.
Más tarde vendrán otras parejitas y ya pasaré mis horas vigilando sus vuelitos.
Es que el árbol que les provee su alimento está muy cerca de la puerta de mi cocina. Es una planta autóctona que yo conservé sin saber la magia que me traería.
Me acordé que siempre que protegemos a alguien aunque sea una planta recibimos la devolución del amor con creces.
Tener generosidad es ser rico. Es estar lleno de gratitudes, si no te agradecen Dios te lo paga, casi es mejor.

lunes, 29 de septiembre de 2008

El egoismo necesario

No quiero que me digan que el egoísmo es la antítesis de la vida.
Porque la vida es una manifestación de la generosidad, toda ella.
Desde la decisión materna de acoger al nuevo ser en su seno hasta la última palabra que se dice a quien parte de este mundo.
Ya lo se y es mi filosofía de vida.
Pero, este caso es distinto casi no puedo conceptualizar lo que pienso. Es que lo que observo no me gusta. Tampoco puedo tener la claridad causal para que mi argumentación sea tan fuerte que no necesite creerse, sino que solo se acepte.
Por su propio peso.
Hoy le dije a un ser amado que debe ser egoísta.
Es que observo su derroche de generosidad. Ya se que el prisma con que miro es el de los celos de la madre pero, si no hace ni consigue las cosas que se que ha proyectado y que pueden ser un logro en su futuro es porque no va por el camino acertado.
Y no es que vea como malo que le de el gusto a la mujer que lo acompaña en todas las cosas de la vida en común. Solo que por esas pequeñas imposiciones de andanzas, traslados, compras, idas y vueltas, no se da el tiempo para las cosas importantes propias. Para reuniones sociales o familiares, muy amenas, siempre hay tiempo porque no se necesita poner en juego la voluntad.
No es bueno dejar de lado la salud por llenar la agenda con cosas superfluas.
Se puede pensar, sin dejar de ser romántico, que futuro se visualiza si no ponemos el interés en las cosas que son de verdadero peso.
No debemos ser chicharras. Ellas cantan muy felices y hedonísticamente en un verano pero, no tienen refugio ni comida en el invierno.
Además de lo inexorable del paso del tiempo también hay que tener siempre en cuenta que nadie, si nadie, perdona que otro le haya hecho perder sus proyectos. Que no le haya apoyado para cumplir metas importantes.
Porque en el ardor del enamoramiento tenemos anteojeras. Todos sabemos lo omnipresentes que son los contactos físicos y los arrumacos en una etapa de la vida pero, después los ojos empiezan a ver y queda lo que se hizo en común.
Cuantas parejas dejaron de serlo porque habían pasado mucho tiempo viviendo sin darse cuenta que no lo hacían a total conformidad con los proyectos reales de cada uno.
Ojalá sean entendibles mis palabras.

sábado, 20 de septiembre de 2008

UNA MAMÁ LECHUZA

¿Por qué me encantan los pájaros y la magia que los rodea?
Talvez porque me contaron bellas historias que combinaban verdades con fantasías como son todas las fábulas.
O porque cuando debuté como docente, en esas prácticas en que parece te va la vida, pude enseñar una fábula. Primero le extraje la médula, me imbuí en su enseñanza y seguro que los chicos no olvidaron jamás su moraleja.
En aquella fábula había una paloma, tenía autor conocido. En esta hay una lechuza y la autora en mi vida fue mi madre. Su intención como siempre enseñarme.
La lechuza había construido con mucho esmero su nido. Con cada pluma y palito puso su amor y ahora el orgullo la embargaba. ¡Tenía un pichoncito! Un polluelo chiquitito que se salvó de la tormenta. Todos los cuidados eran pocos para ese tesorito.
Pero, una mañana un rumor se extendió por la arboleda y por los techos viejos de las casonas.
“ Anda el rey de los pajaritos “
Todas las angustias, todos los temores abatieron a la mamá. Por unos momentos tapó con sus alas al pichoncito, pero, las que dieron la vida no se quedan con eso.
Mientras lavaba sus plumas temblaba pensando en lo voraz que es el pajarraco pariente de las águilas. Deja vacíos los nidos sin piedad. Decididamente partió volando como un rayo diurno.
Le costó encontrarlo y con decisión lo espetó sin saludar siquiera.
-“Señor rey de los pájaros se que usted es poderoso y decide sobre la vida y sobre todo la muerte de los pichones. Vine a hacerle un pedido especial. Usted me tiene que entender.
Solo tengo uno porque a los demás los mató la tormenta. Por eso le ruego que no lo coma, que tenga piedad de mi”.
Con la soberbia de los poderosos que afirman su poder demostrando que puede conceder favores, esa ave tan fuerte contesto como con desprecio:
-“Concedido. Dime como es tu pichón, así podré reconocerlo”.
Una sonrisa pareció iluminar el rostro plumudo, empezó a describir cuidando las palabras para convencer mejor al carnicero.
-“Será fácil reconocerlo. A pesar de ser pequeñito es muy bello. Sus alitas que no sirven todavía para volar las forman unas plumitas tan suaves como las de los angelitos. Reflejan los colores del cielo y de la tierra. Se juntan en una colita más oscurita, preciosa, parece el abanico de una reina.
Y sus ojitos son increíbles. Alegres o tristes iluminan la noche cuando se abren. No hay en la naturaleza un color con el que pueda compararlos. Parecen azules, como el cielo de la mañana. O quizá grises como el cielo tormentoso.
Y su dulce vocecita es un pequeño trino armonioso que parece el sonido de la trompeta de un angelito.”
Cansado el rey de los pájaros dio por terminada la entrevista con un lacónico:
-“Ya lo reconoceré”.
Por supuesto que la lechuza madre todavía cruza los cielos llorando. En su enorme dolor repite.
-“Cuanta insensibilidad tienen los poderosos”.
Es que el horrible polluelo de lechuza fue el primero que comió el predador cuando la madre fue en busca de comida. Tuvo la seguridad que ese adefesio no podía ser de ningún modo el maravilloso ejemplar que le describió la madre lechuza.

jueves, 18 de septiembre de 2008

PAJARITA TRISTE

Lo tuyo es un trino pero sus notas son tan plañideras... que escuché tu dolor.
No quería entender, no quería convencerme.
Pajarita alegre. Trabajadora incansable. Vuelitos cortos, seguidos, hasta el atardecer.
Tus notas avisan que el sol ya no está. Todos los días decís hasta mañana, cuando ya no ilumina. “Ya es de noche, avisó el chingolo” decimos los serranos.
El nidito es tan resistente. Pequeñito, entrelazado, anida, protege.
Quién es el ser maligno que te arrebató un pedacito de tu vida?
Aunque la lluvia y el viento pasaron no se puede creer que sean tan malos.
Vos sos frágil. Tan poca cosa para enfrentar tanta responsabilidad, la vida.
Pero como te las arreglas. Ni la leona con garras y fauces tiene la fiereza de tu ternura y tus desvelos.
Como podrías hacerle frente a la indiferencia, a la estupidez, al retuntun de la idiosincracia fútil, superficial.
La lluvia que da sustento a toda la naturaleza te ha traicionado.
Toda la protección de plumitas de tus alitas fueron pocas y te quedaste trinando, llorando. Parada en la rama alta del ciruelo. Mirando mi puerta.
Yo, pajarita, no pude hacer nada. Cuando me pasó a mi, tampoco pude. Solo me desgarraron el pecho los sollozos. Me enfermé, mi cuerpo todo lloró.
Verás los pichones de otros nidos aprender a volar. Pero los tuyos no.
Siempre sentirás ese dolor. Siempre tendrás en cuenta el tiempo que pasa y sabrás que los tuyos no estarán.
Hay pajarita vete de aquí! Ya no llores que te escucho y me renace el dolor.
Es un puñal que se remueve en el hueco de mi corazón.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

RECUERDOS DEL DIA DEL MAESTRO (Pasó tanto tiempo )

Allí estaban.
Mas temprano que nunca.
Algunos tratando de ocultar un paquetito, para que fuera una sorpresa.
Otros con un paquete grande, hasta grandote. Y detrás una sonrisa, de orgullo, de satisfacción. ¿Será que la mamá compró un regalote?
Después de la llamada formación, bienvenida y saludos. Entrando al aula. La puerta resulta angosta por las premuras, yo primero para darle el regalo a la seño.
Pero la mirada nuestra era como la de las madres. Vimos antes de entrar que alguno estaba apesadumbrado. Si pudieran no estarían allí. Llegaron con las manos vacías.
Y la mirada huidiza parece contener una lágrima.
Entonces ponía mi voz en mandona.
-Chicos están muy desordenados. Ya veo que me trajeron regalitos. Por favor pónganlos sobre el escritorio que yo me olvidé algo en la dirección.
Estrategia simple, casi tan infantil como ellos. Ponían sus paquetes en un montón desordenado y con algunas peleas por ser los primeros.
Cuando regresaba minutos después con gesto poco usual de mando pedía que se sentaran tranquilos. Y... poco a poco, de a uno abría los paquetes mezclando los papeles y guardando las tarjetitas, luego de leerlas en voz alta.
De reojo veía el alivio de los que sentían el aguijón de la pobreza o de la indiferencia de la familia. Por algún motivo no habían podido cumplir con el ritual de llevar el obsequio para la seño. Pero en el bochinche de papeles brillosos y chistes no se sabría quienes eran los excluidos, sin culpa. ¿Quién querría sentir el dolor de no poder manifestar el amor por ella en este día tan especial?
Después vendría el corolario, la parte del acto con connotación de enseñanza.
Emocionada decía algo así:
-Gracias chicos pero, lo que quiero ahora es que todos me den un beso grande y un abrazo en el que me digan que me quieren. Eso es lo más importante porque nunca me olvidaré que fueron mis alumnos y el cariño nos enriqueció a todos.
Todas las jornadas de ese día escolar pasaban muy animados, llevando a las otras seños de la escuela las tarjetitas que les habíamos confeccionado con detalles bellos y con besos.
Al final después del acto en homenaje a Sarmiento regresaba a mi casa más cansada que otros días. Llena de regalos y de besos a mostrarles a mis hijos los pequeños detalles que eran también un homenaje para mi, por ser la seño Mari.

martes, 9 de septiembre de 2008

EL AROMO

EL AROMO
Milonga
(Romildo Risso - Atahualpa Yupanqui)

Hay un aromo nacido
en la grieta de una piedra.
Parece que la rompió
pa' salir de adentro de ella.

Está en un alto pela'o,
no tiene ni un yuyo cerca,
Viéndolo solo y florido
Tuito el monte lo envidea.

Lo miran a la distancia
árboles y enredaderas,
diciéndose con rencor:
Pa uno solo, cuánta tierra.

En oro le ofrece al sol
pagar la luz que le presta.
Y como tiene de más,
puña'os por el suelo siembra.

Salud, plata y alegría,
tuito al aromo, la suebra
Asegún ven los demás
dende el lugar que lo observan.

Pero hay que dar y fijarse
como lo estruja la piedra.
Fijarse que es un martirio
la vida que le envidean.

En ese rajón, el árbol nació por su mala estrella.
Y en vez de morirse triste
se hace flores de sus penas...

Como no tiene reparo,
todos los vientos le pegan.
Las heladas lo castigan
L'agua pasa y no se queda.

Ansina vive el aromo
sin que ninguno lo sepa.
Con su poquito de orgullo
porque es justo que lo tenga.

Pero con l'alma tan linda
que no le brota una queja.
Que en vez de morirse triste
se hace flores de sus penas.

¡Eso habrían de envidiarle
los otros, si lo supieran !

lunes, 1 de septiembre de 2008

NO CREO EN BRUJAS PERO, QUE LAS HAY LAS HAY

Mi padre, Don Ramón Ayosa había nacido en un valle de la provincia de Catamarca. Se crio en el bucólico paisaje tan parecido a Punilla.
Estaba orgulloso de su terruño. Allí vio la luz un gran sacerdote de las Américas, el Padre Esquiú, quien merece ser santo. Su pensamiento preclaro está explicitado en el discurso que lo hizo ser renombrado como Orador de la constitución. Según la última voluntad su cuerpo reposa en la magnífica catedral de Córdoba pero su corazón intacto y sin embalsamar, en una iglesia de San Fernando del Valle de Catamarca. Lugar de milagros si los hay.
Muchas eran las encantadoras historias que mi padre nos contaba cuando yo era chica, pero esa vez......
-“Y si, existen”.
Nunca imaginé escuchar esa afirmación, rotunda, taxativa. No se si pude evitar que en mi cara se notara el julepe.
No es para menos. ¡Que existen las brujas!
Que lo afirmara cualquiera no me importaría. Pero nunca escuche de su boca una torpeza, menos una mentira. A lo más una fina ironía. Manifestación del inteligente humor de mi padre. Siempre me hacía dibujar una sonrisa. Y siempre trate de imitarlo. ¡Caramba! Es difícil ser irónico. Pero, volvamos al tema.
-“¿Qué existen las brujas?” Dijo mi madre.
No era una pregunta. Ella pretendía que el papi rectificara la expresión que había usado. Para eso le espectaba esa especie de ¡Que pavada se te ha escapado! Mirada fulminante de por medio.
-“Me acuerdo bien, Don Rafael, había ido a controlar a los peones. Nunca se descuidaba de su trabajo de capataz, creo que era su carácter. Vigilaba si cumplían bien su tarea. Así recorrió todo el camino que debían hacer para abrir las compuertas.
El agua podía regar los sembrados. Ellos tenían el horario de la mañana para aprovechar. A la tarde cerraban y el canal quedaba clausurado hasta el día siguiente.
En la mano llevaba el hombre una pala grande con mango de rama, medio torcido. Esa pala era para todo servicio. Creo que bien podía ser un arma.”
Mil palabras se me agolparon en la garganta. ¿Que tenía que ver ese hombre tosco y trabajador que conocía y admiraba mi padre con lo que afirmó?

-“Un ruido raro lo alarmó. Se puso en guardia. Víbora no sería. Pero preparó la pala, que para eso estaba. Un pájaro grande, rarísimo, le habló desde el piso.”
-“¿Le habló?
Además que el hielo del miedo me recorrió la espina vertebral no me pude contener la pregunta.
-“Le dijo: no me mate. Tengo hijos. Si no me mata le serviré. Se hizo de día y no pude volver a la cueva.”
“Don Rafael estaba pálido cuando llegó a la casa. Nunca regresaba temprano. Quiero tomar mate, le dijo a la sirvienta sebadora. Me parece que ese día no volvió a recorrer el campo controlando los trabajos.”
-“Uau, papá, ¿Vos le creíste a ese señor?”
-“Mija, Don Rafael era un hombre de Piedras Blancas.”

miércoles, 27 de agosto de 2008

CON LAS AMIGAS LLEGARON Y SE LOS LLEVARON

Le gustaba al abuelo hacer diálogos.
Porque los diálogos se hacen, con palabras que son anzuelitos de otras, con gestos y con sonrisas.
Locuacidad no barata, diálogo. Expresión de ideas y sentires que estimulan la respuesta. Realimento del pensamiento, más si era con sus nietos.
Sentado, con ese gesto de cortés atención que lo caracterizaba para con los otros. Gesto que no encuentro en muchos interlocutores, seguro les falta la cortesía. Largo sería hablar de las costumbres de las cortes.
-“Si vienen un día, en el ómnibus, con una chicas. Unas amiguitas de Córdoba. Encontrarán a la Cacha con la escoba en el jardín. Apenas toquen el timbre y saluden, ella muy enojada les dirá: ¡Que amiguitas. No las quiero! Tendrán que salir corriendo cuesta abajo y volverse a llevar las niñas porque la abuela no las quiere, antes de que las corra a escobazos”.
Muy serios los nietos. Parece que el tema femenino preocupa a la parte varonil de la especie humana desde pequeños. Escasos tres años. ¿Quién lo diría?
Tono enfático, muy bien expresado, con claridad. Mariano dice:
“No Tatata no es así. La Cacha no lo corrió al papi”
Gran algarabía de los dos abuelos. Confirmación de que sus niñitos del alma eran unos genios.
Henchida su almita buena de legítimo orgullo, la aludida perseguidora de amigas espetó:
-“Se dieron cuenta que ellos entienden quienes son los parientes de sangre y quienes vinieron después.”
Una vez más esa hermosa dupla de abuelos que sabían conversar lograba que sus nietos pensaran y lo expresaran.

martes, 26 de agosto de 2008

CUANDO ABRO LOS OJOS

Cuando abro los ojos miro, espío la luz de la ventana que da al jardín.
Por el color de esa luz ya anticipo la textura de la mañana.
Dios mío que lindo rosado en mi montaña!
Sonrisa divina, brisa tenue, trinitos pequeños, susurros de alitas.
Despierten gatitas!
Salgan de sus almohadones, laven sus caritas, espíen por la puerta el patio trasero, decídanse a desayunar en el platito blanco debajo del ciruelo.
Yo pondré el acopio de vitaminas, fibras y calcios en mi bandeja para ir a mi escritorio y prender mi ventanita al mundo. Electrónica ayuda allí encuentro los rostros amados sonrientes, en pose para mi.
Sirvo el aroma caliente del potaje apenas dulce pero muy energizante. Sorbito a sorbito entre frutos secos y merenguitos, pondré otro palo bien seco en la salamandrita petiza, la bata me alcanza escasamente, en el cuello un pañuelo regalo de Titu.
Saludo a mi Negrito, holass. Ya el mundo me importa poco. Me dirá holi s gordita. Le tiro un beso y le cuento como está este paraíso.
El me dirá de sus logros y de sus buenos momentos. No me mentirá?
Escrutando su foto me daré cuenta, es que puedo adivinar como esta su vida y si es feliz.
Si hay buen clima y todo está en calma podré escribir y leer en paz.
Si hace mucho frío, llueve o hay disturbios en la ciudad donde viven ya otra angustia se instala en este nidito.
Tengo las velitas listas para ser mediadoras de oraciones viejas y de rezos nuevos, para que mi Dios como en una burbuja proteja a mis pichones. Mi Michi se levanta temprano y viaja mucho para poder llegar a ese lugar donde lo esperan sus alumnos. Bendito sea.

viernes, 22 de agosto de 2008

RECUERDOS DE MI ABUELA, DOÑA MANUELA CASTRO DE DIAZ

Muchos bebes nacidos hace sesenta años, o más, sintieron como sus manos los recibían de este lado de la vida, luego de haber abandonado el refugio seguro del vientre materno.
Trance feíto, poco seguro. Y si el niñito venía de nalgas?
De ceño fruncido Doña Manuela volvía a su casa de las canteras.
Mandaba buscar al abuelo y pedía “unos peones”, dos por lo menos. Con voluntad y sombrero en mano la acompañaban. Había que mantear a la parturienta.
¡Mantearla!. ¡Pobre!
Hasta que el niño se acomode en el vientre de su madre.
Más de un brioso joven participando de esa primitiva ceremonia, entre la vida y la muerte, habrá metido en su conciencia no andar sembrando hijos sin tomar recaudos.
Ese nuevo ser le ponía un gesto tan tierno a Doña Manuela.
Lo higienizaba como si fuera de ella. Casi era un bautizo el agüita hervida en esas toscas pavas. Ella los encomendaba a Nuestro Dios, como llamaba a su única deidad en nombre del cual hacía todas las cosas de su activa vida.
Y si esa pobre madre no tenía leche? ¡ Nuestro Dios proveerá!
Seguro que la vecina del camino a Vaquerías podrá compartir sus senos repletos . Su niñito nacido ayer, también con Su bendición, tendrá un hermanito de leche.
Al más chico de sus muchachos, mi tío, amigo de sacarle un camión al padre
para pasear muchachas o visitar señoras le dará el encargo.
-“Que en el horario que la amamantadora diga le lleves al bebito”.
Tomará esa leche hasta que su madre recupere el vigor suficiente.
¿Y si no brota el maná divino? Tendrá que tomar la leche de una cabrita joven que para eso la cuida especialmente Doña Manuela.
Niños que serán una bendición para sus familias. Algunas criollas con arraigo serrano, prosapia larga y muy conocida. Otras extranjeras. Todas muy prolíficas.
Los hijitos que Dios mandara. A ese pensamiento adhería Doña Manuela, dándole la mano a un morocho padre que no hablaba bien la castilla y hacía sonar las b en lugar de p.
- “Las campanas de la iglesia, escúchenlas bien, dicen dan... den...” Ese era el mandato de su religión.

lunes, 18 de agosto de 2008

SIEMPRE TE ESPERO

Desde un día que me enteré que llegarías a mi vida te espero.
Soñando tu rostro.
Te imaginaba morocho, con ojitos celestes.
Es que sabiendo no quería saber. Los ojitos oscuros son dominantes.
No es fácil que saques los de tu abuela paterna.
Te esperé tejiendo, bordando, rezando.
¿En que época arcaica estaba viviendo?
La misma de todas las madres que aman a quien están esperando.
Primero acudiendo al Señor que da la vida. Para conseguir de El que llegues sano, lindo, pleno.
¡Igual que hoy!
También rezo y también pido. Lo mismo que esos días.
Ya no bordo batitas minúsculas, ni baberos con puntillas que tejía tu abuela Lita.
Plancho tus camisas impecables. Preparo pócimas de salud... las llamo sopas.
Miro tu foto en la pantalla de esta máquina que hace magia.
¡Qué lindo estás!
El mediodía se aproxima, ojalá que llegues pronto. Ansío compartir la comida contigo.
Que Dios cuide ese transporte que te trae Michi mío.

EL ULTIMO PAJARITO

El último pajarito

Recordando me emociono.
Las pequeñas historias que llenaban el imaginario de la infancia como esa de los pajaritos. Pero, como provenientes del amor paterno siempre traían una enseñanza, un mensaje ejemplificador. Eran casi una parábola.
Escuché y casi no me di cuenta. Esa subconciencia seguro que la hicieron permanente en mi vida como una idea fuerte.
Sabes que los pajaritos que no tienen un color definido, especial, maravilloso, único, son los más bellos?
Sabes que los que no fueron dotados por cualidades relumbrantes casi siempre tienen muchas, que sutilmente pueden ser más ricas?
Esa impresión me ha servido en la vida de educadora para tratar de lograr pensamientos positivos y no discriminatorios.
Será muy fácil que admiremos y consideremos a los espectaculares colores. A los que demuestran sus aptitudes con brillantés.
Deberemos recordar que otros tienen muchísimas cualidades puestas por pinceladas. Una diferente de la otra. Con un valor enorme.
Estos pensamientos nos permiten a los que tenemos el eros pedagógico buscar las aptitudes más ocultas de nuestros alumnos.

jueves, 14 de agosto de 2008

LOS PAJARITOS AMIGOS

En realidad titulo así porque es un deseo del alma.
Como me gustaría que ellos me tuvieran como su preferida.
Ojalá siempre me visiten , como los niños, trayendo sus trinos y esa especie de magia.
Será la fragilidad?
O lo difícil que es poder contemplarlos sin que se asusten y raudamente se vuelen?
Será el buen humor que parece notarse en los juegos de competencia por la comidita que, como señuelo pongo al lado de la fuentecita?
Puede ser que he escuchado muchas historias de pajaritos porque mis padres los amaban también.
Mi madre recordaba siempre la poesía de Lugones que aprendió en su segundo grado de la escuelita serrana. Es verdad que es atrevido y familiero, siempre en parejita y chuicheando.
Pero acá en mi patio se reúnen una gran variedad algunos todo el año. Otros en algunas temporadas. Todos muy bellos.
Ella también me contó que Dios pintaba un día los pajaritos con mucha dedicación. Los hizo para embellecer su creación.
Así pintó de un negro reluciente a mi zorzal. Lo sopló con dulzura y el pajarito cantó estiró sus alitas y se perdió en el cielo que ya era azul.
Poco a poco fue poniendo los colores más maravillosos a sus aladitas creaciones. El canario con garganta de flauta del color del sol. Un verde, pura clorofila, para el lorito charlatán y comedor de frutas robadas.
La sonrisa Divina acompañaba cada vuelo.
( Esa puede ser la respuesta a mi pregunta sobre por que me gustan tanto lo pajaritos. )
Pero... Me parece que al Creador el entusiasmo lo ganó.
Parece que el entusiasmo es una cualidad divina. Y se quedó sin color para el último pichoncito. Allí estaba esperando con su feo color de barro, aun no respiraba pero esperaba.
El pincel entonces recorrió el fondo de cada recipiente de color. Unas plumitas amarillas, otras verdes, un copete rojito, las puntas de las alas azulitas, mezcladito en el pecho hizo marrón. La Mirada lo aprobó y cuando lo sopló en un susurro le dijo:
-El más bonito.
Por eso hay pajaritos que tienen mil colores y no aparecen casi nunca. Son los más bellos.

martes, 12 de agosto de 2008

OLOR A PRIMAVERA

Al manzanito japonés
No le caben más flores
Con ese color provocativo
De boquitas pintadas
Para pecar.

A su lado, el ciruelo
Que juntó copitos,
Perfumados y suaves
En corolitas.
En ramitas largas
Y ramitas cortas.....

Para soltármelas,
Con la excusa del viento,
Cuando paso distraída,
Y sola,
En una nevadita
Leve, leve.

Hay, que competencia
De belleza!!!!!!

Los pensamientos
Asoman sus caritas
Amarillas, moradas, lilas
Rosadas, blancas, matizadas.
Todos de gasa y seda.
Menos los del frente,
Que viven en cántaro
Y son de un terciopelo
Viejito, finito.


Las glicinas que ponen
Sus lilas en racimo
Buscando tapar, invadir
Esa pared tan alta,
Tan vieja, del fondo.
En ese intento llenan
El aire de perfume.

La competencia es variada.
También el palán-palán
Arma de amarillo y néctar
sus campanitas,
para mis tumuñucos
aleteadores.
Los alentará a quedarse.
A colgar sus niditos
En una rama cercana
Del siempreverde.

Si cierro los ojos,
Lo mismo se,
Que estoy en el paraíso,
Otra vez.

viernes, 8 de agosto de 2008

QUE TIEMPOS TAN LINDOS

Cuando mis niños eran chicos siempre era una fiesta venir a Valle Hermoso. A la casa de los abuelos. A “El ranchito”.
Allí aprovechaban para hacer todo lo que les gustaba. Mañanas, tardes y noches en sucesión de juegos, comilonas, correteadas con primitos, y excesos de mimos.
Un anochecer de regreso de las andanzas por las sierras atravesando algún senderito y juntando flores silvestres multicolores, que se lucían en un florero de cristal antiguo de la Cacha, llegó la hora tan temida. ¡Había de bañarse!
En los inviernos friísimos de las sierras la casita, que era un nido, estaba especialmente cálida en la cocina.
Una cocina de leña, grande y renegrida, emitía un calor parejo y seco. La abuela sugiere que estaba más caliente en la cocina que en el baño. “Báñalos acá, yo traigo una palangana”.
Muy de mala gana aceptaron bañarse.
Ninguno quería ser el primero. Un juego determina la prioridad, ta, te, ti, suerte para mi..... Le toca a mi Negrito. Mejor dicho al Negrito de la Cacha.
El muy disgustado, hecho un trompita. Renegando se quita la ropa y me espeta, casi al borde de la lágrima: “¡Me vas a bañar en esa olla de la Cacha!”.
La hermosa y reluciente palangana que había preparado ella era de una blanquísima loza blanca.
Con mi madre nos sentamos a reírnos. “Pobrecito, nunca vio una palangana enlozada, cree que es una olla”.
La Cacha era la abogada natural de mis niños. Desplegaba toda su sabiduría y ellos siempre tenían razón.
Por eso antes ese Negrito era de ella, así lo bautizó. Yo simplemente lo he heredado.

sábado, 2 de agosto de 2008

PARA PAPA

Quiero escribir algo para vos papá.

Hoy leí, una poesía tan llena de ternuras, de imágenes y de dulzura.
Yo podré?
Quisiera ordenar en mi cabecita febril tantas enseñanzas.
Si hablabas en parábolas. Porque sabías cada secreto de la creación.
Simplemente lo sabías.
Tus ojos sabían mirar, tus manos sabían hacer. Y creías por amor que yo también.
Ojalá supiera tanto!
Yo solo tengo preguntas, preguntas complejas. La vida no me alcanzará para responderlas.
Y ya no estás papá para preguntarte.
Qué es el amor papá?
Miremos acá nomás en tu patio. Veamos a esa parra, atrapada en el laurel. El gran árbol protector, pleno de sombra, pleno de aromas, y de sabores, enorme.
Ella frágil, llena de racimos almibarados. Apretada al laurel.
Salvó su proyecto cuando el granizo castigó con furia. Y el bravo viento sur nunca la alcanza, él la cobija.
Ella fabrica zarcillos verdes y se trepa. El tiene uvas moradas en Marzo.
Papá vos dirías, casi lo escucho. “Eso es el amor”.
Cuidar a los que son débiles. Proteger sus sueños aun poniendo el pecho a las adversidades. Sin dubitar, sin aflojar. Y recibir las ternuras con gran simpleza, ya te las deben.
Cuanto nos amaste papá.

Maa.

viernes, 1 de agosto de 2008

LA PAZ PERFECTA

La paz perfecta



Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta.
Muchos artistas intentaron. El rey observo y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esta pintura pensaron que ésta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero éstas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no reflejaba para nada lo pacífico. Pero cuando el rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido... paz perfecta.
El rey escogió la segunda. Por qué?
"Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor.
Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas
permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón.
Éste es el verdadero significado de la paz.”

MI AMIGUITO NEGRO

Mi amiguito negro

Porque siempre tengo suerte, de mil modos.
Con mis amores que son para estar orgullosos, los más valiosos mis hijos, dos joyas.
Como la romana no necesito usar de abalorios aunque me gusten mucho si voy con ellos todos los ojos me mirarán con envidia.
También tengo un amor que me acompaña desde la más tierna juventud y muchos pequeños amores todos tan dulces y mimosos. Y mis amigos, hermosos.
Pero, últimamente también he incorporado otros afectos que siendo de una escala diferente de la vida me acompañan y me dan afecto.
Tengo un perro... Casi parece mentira en una casa llena de gatas malcriadas. El me ha dado el status de dueña. Hace caso a mis mandatos y cuando no me ve está entristecido. Como lo vuelve loco entonces mi presencia! Y yo que no se como retribuir sus amores. Ahora también tengo un zorzal. Nombrado como “mi zorzal” por mis vecinos. El me busca por los patios y cuando salgo, asentado en una rama muy próxima canta y chuichea hasta que me acerco y lo llamo negrito hermoso. Como brillan sus alas renegridas! Esta tarde tan fría le puse la comidita para pajaritos del campo que le compré, solo para él. Se que la compartirá con sus congéneres lindísimos y cantores.
Ah y no tengo que olvidarme del más grande amor de mi vida, mi padre Dios. El es en realidad el autor de todo y me cuida dándome siempre lo mejor. Gracias.

Maa

martes, 29 de julio de 2008

ECOLOGIA DEL AMOR

Ecología del amor

Conocer la naturaleza es una condición prioritaria para amarla.
Como todo, nadie puede amar lo que no conoce.
Desafío para enseñantes sean docentes titulados o no. ¿Cómo invadir las límpidas mentes con el deslumbramiento de la vida natural?
¿Qué estrategia paidológica podrá sembrar el perpetuo deseo de mirar con ojos de amor a la naturaleza?
Cuando son los hijos los objetos de esa inspiración probamos lo que sea, ojalá de resultado.
El patio del fondo del abuelo, del Tatata, pleno de Naturaleza y de saberes fue para nosotros el gabinete perfecto. Allí vivenciando, jugando y ensuciándose mis niños aprendieron muchas cosas.
Las plantitas hay que regarlas, si no cayó agua del cielo, mejor dicho de las nubes. Ellas no tienen patitas, ni manos para agarrar un vaso. No pueden llegar hasta el tacho con agua asoleada que está siempre lleno para que al aire se vaya el cloro que le pusieron.
El Tatata transitaba largamente, en un recorrido cansino los senderos entre los canteros. Llevando en su mano un viejo tarro que contuvo aceite y entonces servía para darles agua a las plantas. Si los nietos lo acompañaban, iban siempre charlando. No le faltaban miles, creo que infinitas historias, anécdotas, fábulas, dichos, parábolas. ¡Que fiesta de aprendizaje!
-“Esta planta se llama higuera. Da dos clases de frutos, las brevas primero, después los higos. No tiene flores como las otras plantas. Y todavía no tiene un perdón.”
-“ ¿Qué perdón Tatata?”
-“Hace mucho. Cuando San José y la Virgen llevaron a su Niñito a Egipto para salvarle la vida, montando en un burrito, pobrecitos era muy lejos estaban cansados.
La mala víbora se escondió en una higuera. Salió volando, asustó al burrito y el Niñito se cayó. Dios Padre que siempre mira todo, las castigó. La bicha ya no puede volar y la higuera da dos clases de frutos, sin flores. Es tan fea pobre. Pero los higos son riquísimos. Hay que abrirlos con cuidado, las abejas y las avispas se meten adentro para libar su dulzura. Si muerden el higo los atacarán y es muy fea una picadura en la boca.”
En todas las estaciones del año teníamos frutas en el fondo de la casa. Cuando llegábamos de vacaciones en verano era la plenitud.
-“Esas ciruelas se llaman corazón de buey”. decía el Tatata.
-“Aquellas son pasas, se secarán en la planta y parecerán de miel”.

-“No hay que acercarse a las flores cuando andan las abejas, ellas están libando el néctar, los picarán”

Poco a poco los chicos se dieron cuenta que sus colores y sus formas son distintas. Conocieron relamiéndose las delicias de los damascos, las naranjas, las granadas, las moras y las uvas. Pero, las primeras que comieron cortadas de las plantas fueron las mandarinas.
Apenas caminaban mis ruludos y rubitos hijos. ¡Eran tan lindos!
Doradas y brillantes las mandarinas me antojaron. Los hice sentar en el suelo. Corté una fruta, la pele y les di un gajito o casquito a cada uno. No pensaron siquiera en comerlo. Cuando puse uno en mi boca lo mastique y dije “qué rico” no lo podían creer. ¡Que cosa tan rara!
Ellos tomaban las frutas con la leche. Siempre licuada y en mamadera.
Que suerte que unas fotos eternizan esos momentos, ellos tan lindos comiendo mandarinas!
Con mano temblorosa mi negrito trajo una mañana, a la cocina, un huevo grande juntado en el nido de la gallina colorada. La Cacha le dijo que lo cocinaría para que lo coman, pero no dejó pasar la oportunidad de interrogar:
“¿Cómo supiste que había un huevo?”
“Por que la gallina gritaba fuerte al lado de su cama”.
Así escuchó después la explicación pertinente, las gallinas cacarean cuando ponen, así demuestran que están contentas por ser útiles. Más tarde llevarían al gallinero los restos de las verduras, picadas y limpias para que las gallinas comieran y pudieran poner otros huevitos.
Que suerte que conocieron como yo los secretos de la vida en el lugar del amor.
Maa

miércoles, 23 de julio de 2008

EL CIELO O EL INFIERNO

La diferencia entre el cielo y el infierno

Seguramente espiar la muy inspiradora y enigmática realidad de la vida futura es una aspiración común de los mortales.
Este pequeño relato refiere la experiencia de uno que volvió y contó.
El señor en cuestión llegó al supuesto infierno para visualizar sus características.
Enorme recinto repleto de personas. Llantos, lamentos, insultos, horror.
¿Porqué?
Maravillosamente preparados, gustosos, coloridos reposaban en mesas enormes, riquísimos platos. Alimentos de todos los orígenes y sabores.
Los acompañaban bebidas espirituosas, dulces, ácidas, suaves aromas. Exóticas, y muy conocidas. Colores de paletas de pintores reflejaban los cristales de las copas.
Ese planteamiento escénico merecía una observación detenida.
¿Cuál era el motivo del terrible infortunio?
Todos los infortunados tenían sus brazos extendidos, rígidos, inmóviles.
No podían servirse. No podían saciar su hambre. No podían saciar su sed.
¡Qué horror!
Con un fuerte sentimiento de angustia el hombre desvió sus pasos hacia el cielo.
A priori se sentían las risas y los cantos desde lejos. Mas cerca alegres conversaciones y murmullos confiados. ¡Una fiesta!
Claro, penso, están en el cielo. Habría tantas diferencias con el infierno.
Se aproximó al recinto que parecía ser igual. No parecía. Era igual. Todo lo observable visualmente.
Comidas, bebidas, horrible estructura física de las personas.
Sus brazos extendidos, inmóviles, rígidos.
Lo anonado la semejanza. Apuró su aproximación, esto no tenía una lógica aparente.
Era tan simple la explicación. Los habitantes del cielo eran generosos, miraban con amor a sus congéneres. Allí no había egoísmos.
Como cada uno no podía tomar nada por si mismo le daba de comer a otro y saciaba su sed. Así todos gozaban de las delicias que se les ofrecía y podían encontrar los deseos de cantar, reír, bromear y ser felices.
Cualquier lugar puede ser el cielo o el infierno.
Depende del ejercicio de amor que hagamos. Si podemos hacer felices a los otros seguro seremos felices también.
Maa.

lunes, 21 de julio de 2008

DESARMAR EL GRIS

DESARMAR EL GRIS

Un día gris y anacrónico

Si solo miro con mis ojos.

La tristeza me ahoga

En el gris.

Tengo que buscarme.

Mirar adentro...

Y la pintora?

La que no aprende

porque sabe,

sabe de todos los colores.

No podrá volver a leer

en su librito de yuyos?

Como desarmar el gris.

Si el marrón más oscuro

Es solo verde y carmín.

Maa

Mi jacarandá

Mi jacarandá

Un arbolito puede ser la imagen exacta para construir una metáfora. Esta es una bella, del amor.

Trajimos una plantita de ramitas flacas con pequeñas hojitas, casi un helecho.

Al plantarla en el patio del cántaro del pajarito ya ilusionamos ver un piso pintado de celeste alilado. De ese color único de las flores del jacarandá.

Miré en la ciudad los grandes árboles plenos. Los miré con esa mirada que tenemos cuando hemos logrado también lo deseado. En mi casita. En mi paraíso tendría el cielo de flores.

El frío llega en las sierras de un día para otro.

Una mañana encontramos las hojitas del jacarandá en el suelo. Desde entonces parecía muerto. Desilución.

Esa primavera junto a la clara luz y el sol más fuerte mostró un brotecito. Mi plantita se había salvado!

José desde entonces ayudó a la resiliencia. Envolvió ese enclenque tronquito con papel y cartón. Año tras año. Invierno tras invierno.

Yo lo regaba, hablándole. Persiguiendo las malditas hormigas. Todos los días, sin saltear uno cuando la sequía nos agobió.

Por ese ignorado motivo que me da doble descendencia, el árbol desarrolló dos troncos. Hermosos juegan a crecer cada uno más largo que el otro, y más grueso.

Este año cuando lo veía tan grande lo miré, otra vez, con desilución. Mis hijos me regalaron un racimo de flores del jacarandá que habita la vereda de la ciudad.

Llegué y pasé a mi patio del cántaro de los pajaritos, flor en mano. “Viste arbolito, que lindas son las flores...”

A la mañana siguiente tenía un tímido racimo brillando su celeste alilado sobre el techo del quincho. Y otro, y otro, día tras día. Conté como diez o más.

Derroché mil sonrisas y miradas de orgullo en ese patio. Mis amigos lejanos o cercanos supieron que mi planta había florecido.

Ya perdí la cuenta de cuantos años pasaron desde que lo plantamos. Cuantas horas y cuantos esfuerzos sin perder la ilusión.

Hoy miro las ramitas, que parecen de un helecho, estiradas metros cruzando el patio. Asomadas a mi ventana. Hermosas.

Ese arbolito es la metáfora de una relación de amor. Decidimos que no lo dejaríamos morir.

viernes, 18 de julio de 2008

Miraré mi montaña

El humor del día, nunca igual, lo podré adivinar. Miraré esa montaña tan especial tras el cristal de mi ventanal.
Brilla la piedra, ¡hermoso día habrá! Haré proyectos para el aire libre. Todas afuera a disfrutar.
Si el poncho negro de nubes plomizas se posa, la esconde. Pronto, muy pronto llegará el frío mojado. Llovizna o chaparrón anunciado humedecerá el valle.
Guardaré mis gatitas en sus almohadones y me acurrucaré en el abrigo tibio de la sala mía.
Y por esa montaña también se pone el sol. En equinoccios primaverales o en los otoñales Febo se pone ante mis ojos.
Es mi montaña el escenario de las luces y las nubes. Ellas disputan el lujo del color y la forma. Suena hasta ridículo tratar de aproximar con la imaginación las formas y las imágenes del cielo con objetos reales. Son indescriptibles.
Ya llega el otoño, se ven rodear las desnudas piedras de las canteras las procesiones de antorchas al amanecer. Es que las cortaderas reproducen en un revival mágico, con sus penachos, las antiguas costumbres de los lugareños. Ellos llevaban sus luminosas antorchas para visitar a la Virgencita del Valle que habitaba la humildad y la grandeza de un hogar serrano en mi montaña.
En una tardecita fría e invernal veré en ese perfil tan lineal el dibujo de los arbolitos. Los tengo contados. Cada vez hay menos. Por mi montaña también un día pasó el infierno, el fuego.
Y como la vida tiene un final, la mía me ofrece un consuelo. Mis cenizas reposarán un día en esa amada montaña.

PARA EMPEZAR

Te invito a leer lo que me gusta escribir.
Porque siempre escribimos para que otro lea. Sino para que...
Puede ser para hacer catarsis, aclarar ideas que en letras de molde parecen simplificarse.
Casi siempre escribo sin saber cual es el motivo.
Lo que se es que me encanta compartir casi todo pero sobre todo ahora descubrí que estoy feliz compartiendo estas cosas que cuento.