jueves, 14 de agosto de 2008

LOS PAJARITOS AMIGOS

En realidad titulo así porque es un deseo del alma.
Como me gustaría que ellos me tuvieran como su preferida.
Ojalá siempre me visiten , como los niños, trayendo sus trinos y esa especie de magia.
Será la fragilidad?
O lo difícil que es poder contemplarlos sin que se asusten y raudamente se vuelen?
Será el buen humor que parece notarse en los juegos de competencia por la comidita que, como señuelo pongo al lado de la fuentecita?
Puede ser que he escuchado muchas historias de pajaritos porque mis padres los amaban también.
Mi madre recordaba siempre la poesía de Lugones que aprendió en su segundo grado de la escuelita serrana. Es verdad que es atrevido y familiero, siempre en parejita y chuicheando.
Pero acá en mi patio se reúnen una gran variedad algunos todo el año. Otros en algunas temporadas. Todos muy bellos.
Ella también me contó que Dios pintaba un día los pajaritos con mucha dedicación. Los hizo para embellecer su creación.
Así pintó de un negro reluciente a mi zorzal. Lo sopló con dulzura y el pajarito cantó estiró sus alitas y se perdió en el cielo que ya era azul.
Poco a poco fue poniendo los colores más maravillosos a sus aladitas creaciones. El canario con garganta de flauta del color del sol. Un verde, pura clorofila, para el lorito charlatán y comedor de frutas robadas.
La sonrisa Divina acompañaba cada vuelo.
( Esa puede ser la respuesta a mi pregunta sobre por que me gustan tanto lo pajaritos. )
Pero... Me parece que al Creador el entusiasmo lo ganó.
Parece que el entusiasmo es una cualidad divina. Y se quedó sin color para el último pichoncito. Allí estaba esperando con su feo color de barro, aun no respiraba pero esperaba.
El pincel entonces recorrió el fondo de cada recipiente de color. Unas plumitas amarillas, otras verdes, un copete rojito, las puntas de las alas azulitas, mezcladito en el pecho hizo marrón. La Mirada lo aprobó y cuando lo sopló en un susurro le dijo:
-El más bonito.
Por eso hay pajaritos que tienen mil colores y no aparecen casi nunca. Son los más bellos.

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